Toda la noche revirada y tú colérico
de esa cólera que solo le pertenece a los dioses
y a las multitudes
de esa energía caliente que con tan mala fama
brota del corazón del mundo y lo transforma
Toda la noche revirada y tú dispuesto
a cambiarlo todo de sitio
en esta ciudad ya de por sí desbaratada
que en cualquier momento se nos va a venir encima
Está hoy todo tan frío y tan quebrado: tus manos,
el doblez desde el que apenas nos atrevemos a mirarnos
con dulzura y con miedo, el aire que se eriza en los pasillos
cuando abres la puerta para irte y yo quedo pensando
en la palabra “fracasar” y cómo suena
a una cosa frágil que se rompe

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